Jameson, Fredric. 1ªedición, Barcelona, Paidós, 1991.
Texto de la publicación: Adelaida Rosa López (Arquitecta)
El libro nos
describe el desarrollo de un análisis por el cual, FredrIc Jameson propone una
reflexión del posmodernismo, justificándolo y relacionándolo con las
generaciones sociológicas, artísticas y culturales, que evidenciaron e
inauguraron un tipo de sociedad y norma cultural completamente nueva, y que hoy
llega a tomar una política cultural radical.
Para Jameson, las
ideas sobre la nueva sociedad que no obedece a las leyes del capitalismo
clásico, es la primacía de la producción industrial y de la lucha de clases
propia del capitalismo.
Establece unos
postulados en los cuales intenta explicar o analizar el fenómeno de la
postmodernidad en este capitalismo tardío y el objeto o sentido del mismo en la
actualidad: La deconstrucción de la expresión, donde reflexiona sobre la
superficialidad de la posmodernidad en el arte y como ésta no nos permite ver
la crítica que permite cuestionar la sociedad contemporánea; La postmodernidad
y el pasado, donde nos habla de la desaparición del sujeto individual y del
estilo personal, y de la aparición del pastiche, logrando que sea el reflejo de
la sociedad contemporánea; La ruptura de la cadena significante, entendida como
la incapacidad de organizar el pasado y el futuro en una experiencia coherente
que difícilmente puede producir algo más allá de pequeños fragmentos; Lo
sublime histérico, analizando el arte y el concepto de sublime que conlleva en
la representación del mundo contemporáneo, y proponiendo como antagónicos el
papel de la naturaleza y la tecnología; El postmodernismo y la ciudad, donde
reflexiona sobre la apropiación de un espacio cualquiera que sugiere nuevos modos
de percepción y significado de ese mismo espacio; y La abolición de la
distancia crítica, donde cuenta que al ser parte de la posmodernidad, se debe
pensar la evolución cultural del capitalismo tardío como un anacrónico.
Estas teorías, son
enmarcadas como posturas políticas, ya sea directa o indirectamente, ante la
naturaleza del actual capitalismo global, concibiendo la postmodernidad lejos
de la noción de un estilo para pasar a ser una dominante cultural.
Jameson, expone a lo
largo de su obra las características fundamentales del posmodernismo,
encontrando diferencias notorias entre la época modernista y la posmodernista
en el plano cultural, como hace con el análisis de las obras de Munch y Warhol,
resaltando como la profundidad es remplazada por la superficialidad
posmodernista. Una nueva superficialidad, que se encuentra prolongada tanto en
la teoría contemporánea como en toda una nueva cultura de la imagen o el
simulacro.
El debilitamiento de
la historicidad genera tanto una teoría, como una cultura de la imagen y un
arte que se caracterizan por una nueva superficialidad. Teoría, que junto a la
idea de pastiche, serán dos de las teorías más conocidas de Jameson respecto al
posmodernismo. El autor argumenta que la parodia, que requiere un juicio moral
o la comparación con las normas sociales, fue sustituida por el pastiche,
collage y otras formas de yuxtaposición sin un fundamento normativo. En
relación con esto, Jameson sostiene que la era postmoderna padece una crisis de
la historicidad.
El posmodernismo en
arquitectura se presenta lógicamente como una especie de populismo estético. De
todas las artes, la arquitectura es la que se encuentra por su esencia más
próxima a la economía, por lo que es fácil explicar el extraordinario
florecimiento de la arquitectura posmoderna sustentado en el respaldo de las
empresas multinacionales. Este triunfo del populismo estético es evidente y
queda incorporado en toda esencia de arte: los paisajes degradados, kitch, las
series televisivas y cultura de publicidad, la llamada “paraliteratura”, lo
popular…
Conceptos tales como
angustia o alineación, la soledad, no son compatibles con el mundo posmoderno.
Los temas que ha puesto de moda la teoría contemporánea son: la “muerte” del
sujeto como tal, el fin del ego o del individuo autónomo burgués, el
descentramiento de la psyché o del sujeto anteriormente centrado.
Considera al
postmodernismo la claudicación de la cultura ante la presión del capitalismo
organizado, pensamiento que recoge en su teoría de la postmodernidad. Este
análisis del postmodernismo intenta verlo como históricamente fundamentado, por
lo tanto rechazó de manera explícita cualquier oposición moral a la
postmodernidad como un fenómeno cultural.
El
posmodernismo, no es como un estilo, sino más bien como una pauta cultural: una
concepción que permite la presencia y coexistencia de una gama de rasgos muy
diferentes e incluso subordinados entre sí.
Tras la lectura de
la obra, queda ratificado que el principal obstáculo para simplemente
acercarnos e intentar abordar el término posmodernidad, proviene justamente del
mismo proceso que se quiere definir, porque es eso precisamente lo que falta en
esta era posmodernista: un sistema, una totalidad, un orden, una unidad, en
definitiva coherencia.
Quizás aspiramos
demasiado al buscar la verdad del “movimiento” posmoderno en conjunto, debiendo
ser abordado y entendido por partes. A pesar de tener características en común,
no podemos hablar por igual del posmodernismo como periodo histórico, como
actitud filosófica o como movimiento artístico. Y sin embargo queda claro tras
la lectura del texto, como consigue en su conjunto proyectarse como una pauta
cultural, donde el individualismo hace al grupo.
Y como movimiento
artístico, el texto me ha mostrado como cada obra artística de esta era es una
forma de interpretar y organizar el mundo. No siendo las obras de arte objetos
específicos, aislados del mundo, sino más bien organizaciones imaginarias del
mismo, las que para ser activadas requieren ser puestas en contacto con un modo
de vida, con un fenómeno concerniente al ser humano, de modo que, arte,
producción y vida se codeterminan.
Podemos recoger de
este ensayo que el camino que queda en la era de la postmodernidad es empezar a
comprender de nuevo nuestra situación como sujetos individuales y colectivos y
recuperar nuestra capacidad de acción, hoy neutralizada por nuestra confusión
espacial y social. En mi opinión, en la
actualidad podemos ver todo ello,
en una brecha que se va esbozando en una
lucha que apuesta por la vuelta a lo local y una distribución del poder en
pequeñas comunidades, una nueva mirada a la relación con la naturaleza, la cual
ligada a la tecnología intenta descubrir de maneras recursivas y económicas,
una verdad natural.
La posmodernidad abre
el camino, según el autor Gianni Vattimo, a la tolerancia, a la diversidad. Es
el paso del pensamiento fuerte, metafísico, de las visiones filosóficas bien
perfiladas, de las creencias verdaderas, a un pasar despreocupado y, por
consiguiente, alejado de la acritud existencial.
Imágenes: Wikipedia