Breve estudio sobre las principales características y las diferencias de las cerámicas del mundo antiguo en Grecia. Texto: J.T.
Cronología
Estilo minoico
Estilo micénico
Estilo submicénico
Estilo protogeométrico
Estilo geométrico
Estilo orientalizante
Estilo de figuras negras
Estilo de figuras rojas
Período helenístico
Durante el período minoico medio, se levantan los primeros palacios de Knosos y Festos en Creta. Los ceramistas inventan en esa época el denominado estilo de Kamares, basado en un tipo anterior denominado proto-kamares. Se trata de decoraciones en ocre o blanco sobre fondo siempre negro o azul muy oscuro, de motivos abstractos, espirales, rosetas, ondas y plantas, con diseños repetitivos y simétricos, ejecutadas sobre cerámicas de tamaño pequeño que se fabrican ya en el torno con gran calidad, donde destacan técnicamente las copas denominadas “cáscara de huevo”, quizás realizadas con moldes.
Hacia el 1700 aC los palacios de Creta son destruidos por terremotos o guerras, los nuevos y más grandes palacios se levantan sobre las ruinas de los anteriores, para entonces la cerámica de Kamares inicia su declive, y comienza a ser reemplazada por la de motivos oscuros, en rojo y negro, sobre fondo claro. Una cerámica ya del minoico reciente que introduce el estilo marino, junto a las decoraciones naturalistas heredadas del período de Kamares con sus típicos motivos de hojas y flores.
En el primer período del arte griego, los vasos cerámicos del estilo geométrico tienen una gran variedad de tamaños. En estos comienzos del estilo, se encuentran los vasos proto-geométricos, que serán lazos de unión entre el prehelénico y lo helénico. Sin embargo, la rica ornamentación prehelénica, es reemplazada por un sistema elemental de líneas rectas y onduladas, triángulos, círculos y semicírculos.
Tras esto surge el estilo geométrico propio, siendo los más antiguos los de estilo negro, donde la escasa decoración aparece centrada en una sola franja central, a las que se irán añadiendo con el tiempo otras franjas paralelas y algunos elementos figurativos como, animales u hombres, siempre en rígidas secuencias repetitivas.
En la última fase de la cerámica geométrica arcaica, se presta ya más atención a la figura humana y de animales, que a las bandas geométricas. Con la cerámica de corinto ya en el siglo VI, la pintura geométrica es relegada definitivamente a un segundo plano y son aquí, estos elementos figurativos y no abstractos, los que abarcan mayor espacio y significación dentro de la cerámica, y quedando las líneas y geometrías como fondo y marco.
En este período se emplearán simultáneamente dos técnicas: el dibujo de contornos y el de siluetas. Este último se complementa con incisiones para marcar líneas y detalles dentro de la silueta. Se alcanza así con esto la conocida como cerámica de figuras negras, y como tipología representativa el ánfora de cuello alto.
La cerámica ática ya del siglo V proyecta claramente toda la grandiosidad que caracteriza a la concepción de plástica de esta época, posterior a las guerras médicas, y la influencia de la pintura mural es ahora notable. Trae como primera consecuencia el abandono de fórmulas y convenciones repetidas desde la antigüedad. Frente a las rígidas composiciones antiguas, en frisos y simetrías, las nuevas figuras aparecen ahora distribuidas libremente por el espacio. Estas figuras además muestran un gran interés por los escorzos, perspectivas, el sombreado e incluso por la expresión de emociones, características que se producen también simultáneamente en la escultura.
También en la forma de los vasos se advierten grandes cambios, el Kylix tan conocido en épocas anteriores se ve paulatinamente reemplazada por otras formas. Los vasos más utilizados son ahora los pélikai, stámnoi, ánforas, y cráteras como la de columnas se hicieron muy populares.
En el nuevo espacio pictórico de la cerámica ática que se inicia en el 500 aC, y que tiene como gran centro productor a Atenas, las figuras ahora serán rojas y el fondo negro, mientras que la temática continúa siendo mayoritariamente mitológica. Técnicamente las figuras serán siempre pintadas y nunca incisas, aunando dibujo y color. Aportará novedades como los vasos de fondo blanco.
Por tanto las diferencias que pueden establecerse entre la cerámica típica de Kamares y la del período clásico griego, además del enorme espacio temporal entre ambas, serán de carácter tipológico formal, decorativo y geográfico. En cuanto a lo primero, la cerámica de Kamares es inminentemente funcional: copas, jarras, tinajas, destinadas a un uso cotidiano, entre la que son muy características unas vasijas con la boca estrecha imitando el pico de un pájaro, al que se le colocan dos salientes imitando los ojos. Suelen ser piezas de pequeño tamaño salvo las grandes tinajas. En cuanto a su decoración es abstracta o vegetal, sin temática alguna, simétrica y repetitiva. Y su producción se sitúa en Creta, localizada en los palacios de Cnosos y Festos.
Por el contrario la cerámica del período clásico griego, son obras con un marcado sentido ornamental, aunque no ausentes de funcionalidad son cerámicas para ser admiradas, con un espacio pictórico reflejo de la gran pintura mural de la época. Tipológicamente tienen una gran variedad formal y de uso, cráteras, ánforas, vasos, copas o lekythos. La decoración es figurativa y de temática, con la mitología y la figura humana como centro, no son motivos repetitivos ni buscan simetría alguna. Mientras que los elementos ornamentales vegetales o abstractos que pudieran tener una conexión con la cerámica de camares, se restringen a franjas decorativas que enmarcan escenas o rematan en la parte superior o inferior de las piezas, y que tiene como principal foco de producción Atenas.
Por el contrario la cerámica del período clásico griego, son obras con un marcado sentido ornamental, aunque no ausentes de funcionalidad son cerámicas para ser admiradas, con un espacio pictórico reflejo de la gran pintura mural de la época. Tipológicamente tienen una gran variedad formal y de uso, cráteras, ánforas, vasos, copas o lekythos. La decoración es figurativa y de temática, con la mitología y la figura humana como centro, no son motivos repetitivos ni buscan simetría alguna. Mientras que los elementos ornamentales vegetales o abstractos que pudieran tener una conexión con la cerámica de camares, se restringen a franjas decorativas que enmarcan escenas o rematan en la parte superior o inferior de las piezas, y que tiene como principal foco de producción Atenas.
Bibliografía
Blanco Freijeiro,
Antonio. Arte Griego, textos universitarios. CSIC Madrid 1996
Martinez, Cruz. López,
Jesús. Nieto, Costanza. Historia del Arte Clásico en la Antigüedad. Ramón
Areces Editorial Universitaria, 2011.